Pese a que no todas las personas serán científicos, es necesario que desde su formación como estudiantes reciban una educación en ciencias para comprender mejor el mundo que nos rodea, así lo afirmó Helen Quinn, académica del Centro de Acelerador Lineal de la Universidad de Stanford, durante su participación en el Foro “Liderazgo en la Educación a través de la Ciencia”.
En su ponencia “Sciencie, Engineering and Art as well”, la reconocida investigadora señaló que ante un mundo influenciado por la ciencia y la tecnología, las personas tienen que tomar decisiones por sí mismas; por ejemplo, qué tratamiento médico deben tomar para cierta condición o cuestiones relacionadas con el medioambiente, la contaminación y cómo esto afecta a sus ciudades, por lo que la educación para la vida consiste en construir una base sobre la cual la gente aprenda a tomar buenas decisiones.
Por ello, subrayó que es importante que quienes se dedican a la enseñanza se pregunten: ¿Qué serán capaces de hacer los estudiantes con los conocimientos que adquirieron, una década después de que tomaron el curso? Es decir, pensar en las metas de aprendizaje a largo plazo, no solo en las metas curriculares que se deben cumplir en un curso.
Asimismo, opinó que es importante saber cómo la gente aprende para conocer cómo enseñar efectivamente. “Las personas aprenden al hacer las cosas, caminando junto con alguien que sabe más que ellos, para mejorar sus habilidades, en lugar de estar solo sentados y escuchar. La enseñanza consiste en facilitar el aprendizaje”, afirmó.
Ante estudiantes, académicos e investigadores reunidos en el Aula Virtual del Complejo Cultural Universitario, mencionó que otro aspecto importante es el hacer divertido e interesante el proceso de aprendizaje: “Las investigaciones han demostrado que el compromiso y la motivación son la llave para aprender; si no te interesa lo que te enseñan puedes solo memorizar las cosas para pasar el examen, pero a la larga lo olvidarás”.
Sobre esto la experta subrayó que es ineficiente el hecho de que la gente esté sentada por más de una hora escuchando y tratando de memorizar cosas, por lo que es necesario que en los salones y laboratorios se promuevan más actividades que propicien en los estudiantes un pensamiento activo, como el intercambio de ideas y opiniones en equipos.
“El programa curricular en ciencia también debe incluir habilidades en ingeniería, ya que es una forma de crear tecnología que permita a los investigadores descubrir nuevas cosas”.
Finalmente, recalcó que se necesitan profesores especialistas en ciencia en todas las escuelas de educación básica y que el papel de las instituciones de educación superior para la educación pre-universitaria en ciencias consiste en apoyar a los docentes para que sepan cómo usar buenos recursos curriculares, así como promover su aprendizaje en prácticas de ciencia e ingeniería.