-Con el aumento de la temperatura ambiental, la proliferación de microorganismos se acelera, lo que puede provocar enfermedades. Para mitigar este riesgo, recomendó lavar y refrigerar los alimentos inmediatamente después de comprarlos.
En medio de una intensa ola de calor, es fundamental prestar atención a la conservación de los alimentos para prevenir enfermedades y mantener su calidad nutricional, sobre todo, para proteger nuestra salud a través de una adecuada selección y manejo de los alimentos, subrayó María de Lourdes Meza Jiménez, Directora de la Facultad de Nutrición de la UPAEP.
Dijo que una de las principales características que debemos considerar primero es identificar cuáles son los alimentos de consumo frecuente que tienen las personas, como frutas, vegetales, lácteos, carnes, huevos y quesos. Estos alimentos, si se encuentran a temperatura ambiente durante mucho tiempo, van a generar el desarrollo y proliferación de diferentes microorganismos, destacó Meza Jiménez.
La especialista enfatizó que, con el aumento de la temperatura ambiental, la proliferación de microorganismos se acelera, lo que puede provocar enfermedades. Para mitigar este riesgo, recomendó lavar y refrigerar los alimentos inmediatamente después de comprarlos.
En relación con los alimentos refrigerados y congelados, Lourdes Meza señaló la importancia de mantener la cadena de frío. Al indicar que los alimentos derivados de lácteos y otros productos refrigerados deben mantenerse en refrigeración desde su elaboración para conservar sus propiedades y calidad nutricional. Romper esta cadena, incluso por un corto período, puede afectar su calidad y permitir la proliferación de microorganismos, explicó.
Asimismo, advirtió sobre los riesgos de dejar los alimentos congelados a temperatura ambiente antes de volver a congelarlos, ya que esto puede llevar a la contaminación por microorganismos.
Además de la conservación de alimentos, la académica abordó la importancia de la hidratación en épocas de calor. Recomendó tener cuidado con el consumo de bebidas energéticas y otras no denominadas como sueros, ya que pueden no ser efectivas para la hidratación y, en exceso, podrían tener efectos adversos.
«El agua, aunque es nuestra mejor opción para la hidratación, puede no ser suficiente para calmar la sed en condiciones de calor extremo. Es importante elegir bebidas adecuadas y consumirlas de manera responsable», añadió.
Lourdes Meza hizo hincapié en la necesidad de prestar atención a las fechas de caducidad y al estado de los alimentos perecederos al momento de la compra. Muchos alimentos pueden mostrar signos de descomposición que pasamos por alto, y consumirlos puede tener efectos negativos en nuestra salud. Es crucial asegurarnos de que los alimentos estén en buen estado antes de llevarlos a casa.
Por su parte, Irma Fabiola Bautista Figueiras, profesora de la Facultad de Nutrición de la UPAEP, manifestó que las enfermedades transmitidas por alimentos ocurren cuando no se tiene el debido cuidado en los métodos de conservación. Agregó que la ola de calor impacta en muchos aspectos de nuestra vida, y los alimentos, siendo orgánicos, tienen un periodo de maduración y descomposición que debemos gestionar adecuadamente.
Para conservar los alimentos, Bautista Figueiras recomendó refrigerarlos y vigilar la temperatura del refrigerador. «La temperatura ideal para un refrigerador casero debe ser de 4 grados centígrados o menos. Para la congelación, la temperatura debe ser de -18 grados centígrados. Algunos refrigeradores modernos tienen calibradores de temperatura integrados, y si no es el caso, existen termómetros que se pueden colocar dentro del refrigerador”.
Reiteró que, aunque la refrigeración y la congelación son métodos eficaces, no detienen por completo el proceso de maduración y descomposición de los alimentos, sino que lo ralentizan. «Esto es particularmente importante para alimentos perecederos como frutas, verduras, carnes y productos lácteos», añadió.
Bautista Figueiras explicó que la refrigeración y la congelación ayudan a mantener la inocuidad de los alimentos, pero no garantizan su seguridad indefinidamente. «Hay bacterias y microorganismos patógenos que pueden no alterar visiblemente los alimentos, pero aún así ser dañinos para la salud. Es crucial vigilar cuánto tiempo llevan los alimentos en el refrigerador y desechar aquellos que presenten señales de descomposición”.
Señaló también que es importante usar contenedores adecuados para refrigerar alimentos y evitar dejarlos en el fondo del refrigerador por largos periodos. A veces olvidamos los alimentos en el fondo del refrigerador, y cuando los volvemos a ver, ya tienen señales de bacterias u hongos. Es mejor desechar esos alimentos para evitar riesgos.
Mientras que Jessica Nava Avilés, también profesora de la Facultad de Nutrición de la UPAEP, manifestó que algo importante que también tenemos que mencionar es cómo darle seguimiento a ese alimento desde que lo compramos hasta que llega a la mesa y después cómo lo vamos a conservar. Agregó que el proceso de conservación comienza desde el momento de la compra. Cuando compramos en supermercados, mercados ambulantes o incluso al aire libre, el calor puede afectar a los alimentos durante su transporte.
Para minimizar este riesgo, recomendó llevar una hielera o algún método para mantener los alimentos frescos desde el momento de la compra hasta que lleguen a casa. Dijo que en algunas ocasiones dejamos las bolsas en la mesa mientras hacemos otras actividades, pero en esta ola de calor es prioritario refrigerar los alimentos inmediatamente.
Nava Avilés también enfatizó la importancia de la conservación de los alimentos después de cocinarlos. Al señalar que, si se han preparado alimentos y quedan sobrantes, es importante observar cómo los vamos a conservar. Debemos esperar a que se enfríen y decidir si refrigerarlos o congelarlos según el tiempo que planeamos tardar en consumirlos.
Destacó la costumbre de la sobremesa en México, señalando que, aunque es una tradición agradable, se debe evitar dejar los alimentos a temperatura ambiente durante largos periodos. Inmediatamente después de comer, los alimentos deben ser refrigerados o congelados para prevenir la proliferación de microorganismos.
En cuanto al consumo de alimentos fuera de casa, sugirió ser selectivos y cautelosos. Es recomendable evitar comer en la calle en lugares donde los alimentos pueden estar expuestos al calor sin la adecuada refrigeración. Si es necesario, buscar locales donde los alimentos se cocinen en el momento y se sirvan directamente, será mucho mejor.
Particularmente, mencionó evitar alimentos preparados que se mantengan a temperatura ambiente, como salsas que muestran señales de fermentación. «Estos signos indican que el alimento ya se está descomponiendo.»
Nava Avilés aconsejó evitar el consumo de alimentos altamente procesados y bebidas azucaradas durante la ola de calor. Estos productos, ricos en químicos y sodio, no son adecuados en estas condiciones. Aunque necesitamos sodio para compensar la pérdida de minerales por deshidratación, es mejor obtenerlo de fuentes naturales.
También advirtió sobre el consumo de refrescos y bebidas azucaradas. «Estas bebidas no nos hidratan adecuadamente y pueden contribuir al estrés oxidativo, especialmente en condiciones de calor extremo. Es preferible consumir agua y aprovechar las frutas y verduras, que también nos ayudan a mantenernos hidratados”.
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