“Era una mujer bellísima y estaba enamorada de un cazador que tenía guardado un elixir para vivir por siempre. Un día, él salió a cazar y murió en una afrenta. Ella, sin querer, se tomó el elixir y se dio cuenta que viviría por siempre sin el ser amado. Fue entonces que decidió irse a vivir a la Luna para no pensar en él. Desde entonces, cuenta una leyenda china, se convirtió en la Diosa de la Luna”, narró Julieta Fierro Gossman, investigadora del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM.
Actualmente, China tiene una misión llamada Chang’e-4 (nombrada así en honor a esta diosa), la cual envió un satélite al lado oculto de la Luna.
Para transmitir, enviaron otro satélite con una órbita compleja que recibe señales de la misión y las retransmite a nuestro planeta. “Esto fue un avance tecnológico importantísimo”, detalló la académica universitaria.
“Cuando vemos a la Luna casi toda su superficie está cubierta de polvo, y es el resultado de impactos de meteoritos que se han desintegrado y la han cubierto”.
De hecho, algunas de las rocas traídas de la visita a la Luna en 1969 no son lunares. Por ejemplo, una es terrestre y llegó hasta allá después de que un meteorito impactó a la Tierra. “Fue la roca más cara de la humanidad”, destacó Fierro Gossman.
Para 2029, la misión espacial china planea enviar a seres humanos para explorar el lado oscuro de la Luna, “¿qué sorpresas nos traerá?”, concluyó Fierro Gossman.