El Ministerio de Ciencia de Japón anunció que a partir del 1 de marzo de 2020, en ese país se le permitirá a los científicos cultivar célular humanas en un embrión animal y transferirlas a un útero animal, revirtiendo la prohibición de la práctica.
De acuerdo con la revista Nature, el objetivo final de la investigación es utilizar animales, como los cerdos, para cultivar órganos que puedan trasplantarse a los humanos. Las regulaciones nuevas permitirían que Hiromitsu Nakauchi, un biólogo de células madre de la Universidad de Stanford en California y la Universidad de Tokio, realizaran experimentos en Japón que había planeado durante más de una década, en espera de la aprobación ética.
Nakauchi ya ha creado embriones de cerdo que están alterados genéticamente para que no puedan producir un páncreas, y planea insertar células madre pluripotentes (iPS, por sus siglas en inglés) en los embriones. Estas células se obtienen reprogramando células humanas para que vuelvan a un estado embrionario desde el cual pueden formar otros tipos de células. La esperanza es que las células madre se conviertan en un páncreas compuesto principalmente de células humanas a medida que se desarrolla el embrión animal.
El objetivo de los embriones híbridos es la disponibilidad de órganos para trasplante sin necesidad de listas de espera y dudas sobre la compatibilidad. Ya hay opciones: cultivos de nuevos órganos a partir de células del propio paciente e impresiones 3D. Sin embargo, la autorización para el cultivo de células humanas en cuerpos de animales criados con fines médicos es limitado, y la experimentación ha estado estancada en los últimos años.
En países como Estados Unidos se han fabricado embriones híbridos humano-animal, pero nunca se han llevado a término. Aunque el país permite este tipo de investigación, los Institutos Nacionales de la Salud han tenido una moratoria en la financiación desde 2015. En 2017, un equipo de genetistas del Salk Institute for Biological Studies de California, presentó los primeros embriones de cerdos en sus primeros días inyectados con células madre humanas. Luego, los embriones fueron implantados en el útero de cerdas.
Como explica la rveista Nat Geo, «si el ADN del embrión se modifica para no desarrollar un órgano en particular, las células intrusas serían las únicas que llenarían ese vacío. De esta forma, los investigadores podrían desarrollar un hígado humano dentro de un cerdo vivo, por ejemplo». Lo experimentos de Nakauchi, por ahora, se concentrarán en la creación de páncreas.
En ese momento, tanto como en este, hubo fuertes cuestiones éticas al experimento. Sobre todo, preocupa la posibilidad de que las células humanas, de alguna manera, se desvien más allá del desarrollo del órgano y lleguen al cerebro del animal en desarrollo, afectando su congnición. De acuerdo con Nature, la estrategia para que esto no suceda es crear un embrión animal que carezca del gen para producir determinado órgano, como el páncreas, y luego inyectar célular madre reprogramadas en el embrión. A medida que el animal se desarrolla, utiliza las células humanas para hacer el órgano, que no puede hacer con sus propias células. El experimento todavía está en construcción pero la aprobación estaría lista pronto. La discusión continuará.