Los primeros datos genéticos de un ave extinta en el Caribe fueron recuperados por un grupo de científicos. Los huesos de la especie caracara creightonio bahaman estaban guardados desde hace 2.500 años en un agujero azul de 33 metros conocido como Sawmill Sink, en la isla de Gran Abaco. La oscuridad y la escases de oxígeno del lugar proporcionaron las condiciones ideales para su conservación.
La caracara creightonio bahaman es una especie de gran halcón que come carroña. Desapareció poco después de que los humanos llegaron a las Bahamas, hace aproximadamente 1.000 años.
Jessica Oswald, investigadora del Museo de Historia Natural de Florida, extrajo y secuenció material genético de un fémur de uno de los huesos de esta especie. Debido a que el ADN antiguo a menudo está fragmentado o falta información genética, Oswald tenía expectativas modestas de lo que encontraría, tal vez uno o dos genes.
Los estudios de ADN antiguo de aves tropicales son complejos debido a que el material orgánico se degrada rápidamente cuando se expone al calor, la luz y el oxígeno. Además presenta otro obstáculo: los huesos ligeros y huecos de las aves se rompen fácilmente, acelerando la descomposición del ADN interno.
A pesar de lo complejo que puede resultar analizar el ADN antiguo de un ave tropical, Oswald tuvo muy buenos resultados. El hueso produjo el 98.7% del genoma mitocondrial del ave, el conjunto de ADN que la mayoría de los seres vivos heredan solo de sus madres. (Puede leer: La última oportunidad para salvar al oso de anteojos)
El genoma mitocondrial mostró que creightoni está estrechamente relacionado con las dos especies de caracara que quedan vivas hoy: la caracara cheriway y la caracara plancus. Las tres especies compartieron un ancestro común por última vez hace 1,2 millones y 400.000 años, aproximadamente.
Además, explicó la investigadora, al menos seis especies de caracara convivieron una vez en la región. Pero la retirada de los glaciares hace 15,000 años y el aumento resultante en el nivel del mar provocó la extinción de muchas aves, aseguró David Steadman, conservador de ornitología del Museo de Florida.
Steadman añadió que «esta especie todavía estaría volando si no fuera por los humanos (…) Estamos utilizando ADN antiguo para estudiar lo que debería ser la biodiversidad moderna»”.
La caracara creightoni logró sobrevivir a los cambios climáticos radicales, pero la llegada de personas a las islas finalmente anunció la desaparición de la especie. Esto debido a que las tortugas, los cocodrilos, las iguanas y los roedores de los que dependía para la alimentación desaparecieron rápidamente.