La prueba que convenció al mundo de que Albert Einstein tenía razón sobre el universo estaba enredada en medio de la historia de la Primera Guerra Mundial: la guerra definía qué investigadores fracasaban, cuáles triunfaban, y cuándo. Cuando los científicos finalmente hicieron las observaciones clave hace 100 años, el 29 de mayo de 1919, su hazaña actuó como antídoto contra la amargura latente entre Alemania e Inglaterra, antiguos enemigos.
La comprobación de la teoría de la relatividad requería observaciones precisas de la luz estelar durante un eclipse solar total. Un astrónomo alemán que perseguía un eclipse en 1914 entró a Rusia antes de que comenzara la guerra, pero pronto fue capturado y detenido, y su equipo fue confiscado.
Cuando los científicos ingleses finalmente comprobaron la teoría de Einstein utilizando el eclipse de 1919, el evento generó titulares mundiales y sirvió como símbolo de reconciliación, una demostración de la ciencia que trasciende el nacionalismo. Era una historia de astrónomos ingleses que ayudaron a reemplazar la base de la física formulada por su propio compatriota, Isaac Newton, con una teoría creada por un alemán.
Newton formuló la gravedad como una fuerza invisible entre objetos masivos. Einstein lo reemplazó con la idea de que los objetos distorsionaban el espacio y tiempo, y desviaban las rutas de otros objetos. La mayoría de la gente no entendía la teoría de Einstein, pero de todos modos la apreciaban.
El propio Einstein propuso usar un eclipse como prueba en 1911, mucho antes de que se publicara la teoría en 1915, dijo el historiador y físico Daniel Kennefick, autor del libro «No Shadow of a Doubt: The 1919 Eclipse That Confirmed Einstein’s Theory of Relativity» (No hay duda: el eclipse de 1919 que confirmó la teoría de la relatividad de Einstein).
En la teoría de Newton, la luz estelar no se vería afectada por la atracción gravitatoria de un objeto masivo como el sol. En la teoría de Einstein, la masa del sol doblaría el espacio y la luz estelar se movería a través de él, creando una pequeña discrepancia entre las posiciones aparentes de las estrellas cuya luz pasaba por el sol y esas mismas estrellas en la noche. Y como los astrónomos sabían, la única vez que fue posible observar la luz de las estrellas pasando a través del sol había sido durante un eclipse total.
Después de que el intento de 1914 concluyera en el arresto del astrónomo alemán Erwin Finlay-Freundlich*, hubo otro eclipse adecuado en 1916, pero para entonces la guerra estaba en toda Europa. Otra oportunidad en 1918 fracasó porque los astrónomos estadounidenses que estaban bien posicionados para ver el eclipse nunca recuperaron su equipo de Rusia, donde también habían ido en 1914.
Para el eclipse de 1919, la guerra finalmente había terminado, pero fue difícil observarlo, dijo Kennefick. La ruta se extendía principalmente sobre el océano, y por donde cruzaba en tierra era sobre algunas de las partes más impenetrables del Amazonas en Suramérica y la Cuenca del Congo en África. Para ese momento, los alemanes no estaban en condiciones de financiar ninguna expedición.
Pero la noticia de la teoría de Einstein había llegado a oídos del astrónomo inglés Arthur Eddington. Él y algunos colegas fueron a Isla de Príncipe, en la costa oeste de África, y como respaldo, otro astrónomo inglés, Frank Dyson, organizó una expedición a la ciudad de Sobral, en Brasil. Ambos grupos obtuvieron una mezcla entre imágenes fallidas y buenas, y las buenas parecían confirmar la teoría de Einstein: mostraban una luz estelar desviada y en la cantidad que se había pronosticado.
Kennefick dijo que las noticias atrajeron la imaginación del público en gran medida, y Einstein se convirtió en una celebridad de la noche a la mañana. Según una historia en Discover, la primera página del London Times publicó el titular «Nueva teoría del universo: las ideas newtonianas han sido derrocadas». El New York Times informó: «Científicos algo impacientes».
La hazaña ayudó a disolver la amargura tras la guerra, dijo Kennefick. Pero la historia continúa. Una de las consecuencias de reimaginar la teoría de Einstein sobre el universo fue la ecuación E=mc al cuadrado, la cual dejó entrever la posibilidad de un arma como ninguna otra. Y eso lo cambió todo.
Los historiadores todavía discuten si los avances científicos representan realmente un progreso, ya sea en la condición humana o en nuestra sabiduría colectiva. Sin embargo, los avances científicos y tecnológicos evitan que la historia se repita, o al menos no exactamente igual. Los ciclos de paz y guerra continúan como siempre, pero la naturaleza de ambos cambia cada vez.
* Como lo describe Kennefic, «los rusos clasificaban a todos los alemanes como enemigos (una práctica habitual en el comienzo de la guerra en muchos países)». También podría haber sospechas de que Finlay-Freundlich y sus dos colegas estaban usando sus telescopios para espiar. Los astrónomos fueron liberados un par de meses después en un intercambio de prisioneros.