Jesús Barbosa Ramírez
El concepto de conquista era expresado por los nahuas por medio de un teocalli incendiado; o por grupos de guerreros en combate, los vencedores eran representados más altos que los vencidos; otro símbolo de guerra era un chimalli atravesado por un macuahuitl. Esto para el mundo nahua era escritura, reservada solo para unos pocos elegidos, sin embargo, esta forma de escritura fue negada durante muchos siglos por el mundo occidental y por los españoles en particular. La historia también es escritura, además se hace principalmente, a partir de documentos escritos. Es lugar común decir que la historia la hacen los vencedores, por lo que la historia se usa de manera política para justificar las acciones del presente. Así la conquista de México fue utilizada por sus primeros narradores para explicar o justificar sus actos en tales acontecimientos, también la usaron para explicar el significado de las sociedades mesoamericanas en el contexto del mundo cristiano occidental. Esa historia escrita por los conquistadores españoles se basa en sus recuerdos, sus experiencias, a través de cartas, o relaciones de méritos y servicios. Durante mucho tiempo esa explicación histórica ha vivido en la mente de los mexicanos, afortunadamente el panorama ha cambiado.
En la actualidad el tema de la conquista ha vuelto por las efemérides y a raíz de las disculpas pedidas por el presidente de México Andrés Manuel López Obrador al gobierno español. El tema sería intrascendente si no suscitara tantas opiniones encontradas, lo que es signo de que la herida no cicatriza. Podemos señalar muchas consideraciones acerca de la conquista, sin embargo, nos concretaremos a las más sustanciales de la historia. En primer lugar, el aspecto temporal, ¿cuándo empezó la conquista y cuándo terminó? En cuanto al espacio, Mesoamérica era un archipiélago de culturas con identidades comunitarias, no étnicas. Por lo que la respuesta a cuándo empezó la conquista y cuándo terminó, dependerá de qué cultura estemos hablando. La historia que siempre nos han contado desde la infancia empieza y termina con la conquista de México-Tenochtitlan. Ha sido así por una idea dominante de nación centralista, con lo que se obligó a pensar a México sólo desde el centro. Relegando al olvido otras conquistas como la de los tarascos, los mixtecos, los mayas, los chichimecas, y otras tantas. En ese sentido no existe una sola conquista sino muchas conquistas, con diferentes características, vista así la historia se vuelve más compleja e interesante. Desde este ángulo podemos leer con gran provecho las Crónicas de la conquista de Nueva Galicia en territorio de Nueva España y de John Parry un capítulo dedicado a la conquista de Nueva Galicia en su libro La Audiencia de Nueva Galicia en el siglo XVI. Para el caso de Yucatán Robert Chamberlain Conquista y colonización de Yucatán; Inga Clendinnen Conquistas ambivalentes. Mayas y españoles en Yucatán, 1517-1570 o Maya conquistador de Mattew Restall ambos publicados en inglés, que permanecen sin traducción al español. Es pertinente señalar que este asunto de las traducciones es una tarea pendiente en la labor editorial mexicana crucial pues sin ellas se reducen las miras de nuestra historiografía, sólo se traduce lo que interesa al centro o se relaciona con el centro del país. Para explicar el sentido de la vida humana, la historia debe tener una perspectiva de globalidad ¿qué significa la conquista para los mexicanos? ¿qué explicaciones ha tenido la conquista? a esas preguntas dedicaré las siguientes páginas. Desde esa óptica la conquista de México se ha explicado de seis maneras diferentes. La primera desde la visión de los conquistadores españoles, una visión triunfalista, providencialista; seguida por la de los indios vencidos, derrotista, fatalista; después el optimismo de la conquista espiritual; y más recientemente a fines del siglo pasado desde el giro linguístico, esto es el análisis hermenéutico o interpretativo de las crónicas de la conquista. Otra explicación es desde la historia ambiental, en la que se hace énfasis en la superioridad del medioambiente europeo sobre el medioambiente americano; por último, ha surgido la versión de los indios conquistadores, esto es la conquista explicada por los indios que combatieron al lado de los españoles en las diferentes conquistas en América.
La historia académica ha establecido que la historia es interpretación basada en documentos, es decir los historiadores buscan documentos de ese pasado lejano y relacionándolos con formas de ver al mundo, es decir, con teorías, escriben sus interpretaciones sobre el pasado. Así la primer explicación de la conquista se basa en las memorias, cartas de relación, crónicas, y relaciones de méritos y servicios de los propios conquistadores españoles. Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y muchos más, escribieron esos documentos desde la conquista misma con la intención de recibir recompensas por su participación en la conquista, ellos explican la conquista como el triunfo de la superioridad de una cultura sobre otra, esto es el triunfo de la cultura del acero, la pólvora y el caballo sobre la cultura de las armas de madera, de piedra y de algodón. Para una visión de conjunto de esos escritores se puede leer la Historiografía colonial. Motivación de sus autores, de José María Muriá o José Joaquín Blanco La literatura de la Nueva España. Conquista y nuevo mundo. Si se quiere platicar en directo con los protagonistas existen varias antologías con fragmentos de esas crónicas a tal fin pueden servir Descubrimiento y conquista de América y México, de Margarita Peña. Cronistas poetas, misioneros y soldados; El entuerto de la conquista, sesenta testimonios de Luis González y González; Conquista y colonización de México, de José María Muriá. La segunda versión es la de los indios derrotados, basada en los icnocuicatl cantos de la conquista como los Anales de Tlatelolco, el Libro XII de la Historia general de las cosas de la Nueva España, el Lienzo de Tlaxcala, el Códice Aubin, y el Códice Ramírez, reunidos algunos fragmentos por León Portilla en su antología la Visión de los vencidos, en 1959, explica la conquista desde la visión indígena, como el drama de un mundo que se hunde, anunciado por fenómenos naturales, mágicos y míticos. Después está la conquista espiritual, basada en la historiografía de los cronistas como Gerónimo de Mendieta, Agustín Dávila Padilla, Juan de Grijalva, Francisco de Florencia, y por el historiador Robert Ricard, quien escribió La conquista espiritual de México: ensayo sobre el apostolado y los métodos misioneros de las órdenes mendicantes en la Nueva España de 1523-1524 a 1572, publicado en 1947 por primera vez y reimpreso por Fondo de Cultura Económica en 2017, en donde explica la conquista como el interés de difundir el cristianismo en el nuevo mundo, relatando los esfuerzos, sacrificios y “afanes protectores” de las órdenes religiosas por convertir a los indios mesoamericanos. Una visión muy azucarada, que presenta frailes buenos, conquistadores malos, una visión más crítica de esas fuentes está en La literatura de la Nueva España. Conquista y nuevo mundo de José Joaquín Blanco. Estas tres explicaciones, la conquista como resultado de la superioridad cultural, la conquista como augurios míticos, y como conquista espiritual se han combinado para dar una explicación de la conquista de México, haciendo énfasis en uno u otro aspecto, siendo visiones dominantes durante muchos años. Esto empezó a cambiar en las últimas décadas del siglo pasado. El giro lingüístico comenzó a cuestionar el relato de la visión de los vencidos, pues no le satisfacía que los indios antes de la conquista eran tratados como sabios, creadores innovadores, que al momento de la conquista flaqueaban y se tornaban tímidos, timoratos y supersticiosos. Así empezó la labor de deconstrucción del relato de la conquista de los indios derrotados, encontrándose que esos relatos fueron escritos a petición de los frailes interesados en conocer a los indios por lo que sus relatos no eran inocentes sino cargados por los prejuicios de quienes los interrogaban. Esta interpretación fue propuesta por Guy Rozat en Indios imaginarios e indios reales en los relatos de la conquista de México, publicado por primera vez por la editorial Tava en 1993, después por la Universidad Veracruzana y la Universidad Autónoma de Puebla en 2002 y ahora circula bajo el sello de la Universidad de Navarra. La quinta explicación a la conquista provino de la historia ambiental, las evidencias en las que se basa no son sólo documentos escritos sino también excavaciones arqueológicas, análisis químicos de restos fósiles, datos estadísticos de defunciones, explica el éxito de la conquista como la superioridad de una biota, conjunto de flora y fauna de una región, sobre otra menos desarrollada, y aquí surge otro cambio en la escala de análisis, para explicar estas diferencias entre biotas, los historiadores ambientales se remontan siglos de años atrás. Para Alfred Crosby y Jared Diamond, la diferencia entre Euroasia y América empezó desde hace trece mil años, con la domesticación de plantas y animales. Mientras los euroasiáticos tenían trece especies de animales, que se convirtieron en sus principales fuentes de proteína animal, lana y pieles, su principal modo de transporte terrestre de personas y mercancías, sus vehículos de guerra y proveedores de abono para sus cultivos, y fuentes de energía industrial, en América sólo tenían un mamífero doméstico: la llama en los Andes. En Mesoamérica no tenían ninguno. Esto lo atribuyen a la temprana extinción de la mayoría de las especies de grandes mamíferos en América a finales del pleistoceno, mientras que en Europa quedaron más candidatos salvajes a la domesticación que en América. Esa larga historia de domesticación hizo la diferencia al momento de la conquista en el siglo XVI. Según Diamond cuatro factores hicieron la diferencia en la conquista, los gérmenes, la tecnología, la organización política y la escritura.
En el milenario contacto de los euroasiáticos con sus animales domésticos, desarrollaron su resistencia inmunitaria genética contra los agentes más mortíferos como: viruela, sarampión, gripe, peste, tuberculosis, tifus, cólera, malaria y otros. Los americanos además de la falta de animales, tampoco vivieron en grandes concentraciones urbanas, ni tuvieron intercambios comerciales rápidos y de gran volumen. Por lo tanto carecieron de microbios originarios que amenazaran a los europeos, se podrá argumentar que el calor del trópico fue mortífero para los europeos, sin embargo fue causado por los microbios originarios de los trópicos del viejo mundo, introducidos en América por los propios europeos. En cuanto a las diferencias de tecnología, plantea el escaso desarrollo del uso de metales, cobre, bronce y hierro, por parte de los americanos y muy diversificado por los euroasiáticos. También existían diferencias en la tecnología militar, las armas europeas eran de hierro, acero, armas de fuego, mientras que las americanas eran básicamente palos y hachas de piedra o madera, hondas, arcos y flechas, y armaduras acolchadas. Por otra parte estaban las fuentes de energía, de los animales, vacas, caballos, asnos, para arar, hacer girar ruedas con el fin de moler granos, sacar agua; la rueda hidráulica con diversos fines industriales como molienda de azúcar, activación de fuelles de los altos hornos, trituración de minerales, fabricación de papel, pulido de piedras, producción de tejidos y serrado de madera. El uso de la rueda para el transporte, y finalmente el transporte marítimo, uso de grandes embarcaciones, el uso del viento como fuente de energía, instrumentos de navegación, mientras en América solo había balsas. La tercera diferencia era la relativa a la organización política. En Eurasia había estados organizados, Habsburgo, Otomano, Chino. Además de una religión oficial que contribuía a la cohesión del Estado, invocada para legitimar el liderazgo político y sancionar las guerras. En América había dos imperios, los únicos capaces de movilizar recursos para obras públicas o guerras, mientras siete estados europeos España, Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda, Suecia, y Dinamarca tenían recursos para adquirir colonias americanas entre 1492 y 1666. Finalmente los europeos tenían la escritura alfabética. La escritura facilitaba la administración política y los intercambios económicos, motivar y orientar la exploración y la conquista, permitir el acopio de una variedad de información y experiencia humana que se extendía hasta lugares y épocas remotas. En América la escritura estaba limitada a una élite. Esa otra conquista ecológica fue la que facilitó el éxito de los conquistadores europeos. En esa línea están los libros El intercambio transoceánico. Consecuencias biológicas y culturales a partir de 1492; Imperialismo ecológico. La expansión biológica de Europa, 9001900, de Alfred W. Crosby; de Jared Diamond Armas Gérmenes y Acero. Breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años. Un último aspecto de esta explicación es que no se limitan a la conquista americana sino que su mirada abraza a todo el mundo por el que se expandieron los europeos con su biota portátil como Australia, Nueva Zelanda, Groelandia y África. Por último, la más reciente, la visión de los “indios conquistadores” basada en fuentes alfabéticas y fuentes pictográficas. Entre las primeras, están las tradicionales probanzas de méritos y servicios que presentaron los que participaron ante los reyes españoles, en las que demostraban los servicios prestados a la Corona española en la conquista de México y Centroamérica, solicitando gracias y privilegios, en las que se ven a sí mismos como líderes de la conquista más que sus víctimas, en cuanto a las segundas están los lienzos pintados por los indígenas que por habérseles negado la calidad de documentos escritos permanecieron en el olvido durante mucho tiempo, narran la conquista de México como resultado de la participación indígena al lado de los españoles. Andrea Martínez Baracs, en Colonizaciones tlaxcaltecas, fue una de las precursoras de esta interpretación, sólo que circunscribía la idea al caso de los tlaxcaltecas; en 2007 apareció Indios conquistadores, aliados indígenas en la conquista de Mesoamérica, aún sin traducir, estudio coordinado por Susan Schroeder demuestra que los tlaxcaltecas no fueron los únicos aliados de los españoles. Michel R. Oudijk y Matthew Restall en una revisión de los aliados indígenas, muestran que la alianza de Hernán Cortés con los tlaxcaltecas fue la más famosa coalición nativa con los invasores españoles, por la que ha sido estigmatizada por muchos años esa provincia, sin embargo no fue la única. Los aliados mesoamericanos mexicanos, cholultecas, zapotecas, mixtecos, yopes, acompañaron a los españoles tan lejos como a Panamá, Florida, Perú y las Filipinas. Algunos indios sirvieron como soldados, pero otros más actuaron como cargadores, intérpretes, espías, cocineros, mensajeros, concubinas y trabajadores manuales. Los autores muestran que los españoles desequilibraron el mundo mesoamericano con las constantes alianzas y coaliciones que pactaron. Los indígenas vieron la alianza con los españoles como un cambio lógico de sus propias tradiciones diplomáticas, que algunos usaron en su beneficio.
En esa línea explicativa están los libros recientes de Florine Asselbergs Los conquistadores conquistados. El lienzo de Quauhquechollan. Una visión nahua de la conquista de Guatemala; y de Laura Mattew Memorias de conquista. De conquistadores indígenas a mexicanos en la Guatemala colonial, ambos en castellano. ¿Celebrar la conquista? Esta brevísima navegación entre libros nos revela cómo ha cambiado el concepto de historia de la conquista, la conquista misma, y diversificado los ángulos desde los que se puede explicar. Desde su escritura y utilización inmediata en el siglo XVI, después el uso de las crónicas y de los escritos de los informantes nahuas, hasta el empleo de pruebas biológicas. Los actuales problemas ambientales, han lanzado preguntas interesantes y globales a ese pasado, así la conquista no se limita a estudios regionales o singularidades locales, sino que lanza una mirada global a todos las conquistas que ha habido en el mundo, también abandonó el tiempo histórico breve de décadas para abarcar miles de años de historia. La historia también ha dejado de creer a ciegas en los documentos escritos del pasado para cuestionarlos a través de la hermenéutica. Finalmente ¡por fin! se le ha reconocido el carácter de escritura a los códices pictográficos y se les estudia sistemáticamente. Lo que nos permitirá recuperar nuestras lenguas originarias y nuestra escritura, ¡la conquista no se olvida! Pachte kasine.2